Diecisiete años son demasiados. Ese el tiempo que lleva el
Sevilla sin celebrar un triunfo liguero en el
Camp Nou, donde a lo largo de toda su historia sólo ha sumado siete victorias en
90 encuentros oficiales. Es obvio que todos los equipos pierden más que ganan cuando visitan al
Barça, pero escuece ya en Nervión que ni en sus años dorados, trufados de títulos y conquistas europeas, su equipo haya sido capaz no ya de dar la campanada en la
Ciudad Condal, sino de competir muchas veces de tú a tú con los culés.
Mucha culpa de ello la tiene un tal
Leo Messi. Filias o fobias aparte, pocos puede negar que estamos ante el mejor futbolista de todos los tiempos. Pero es que ante el
Sevilla, para más inri, parece motivarse especialmente.
36 goles en 35 partidos lo dicen todo. Y además, llega recuperado de las molestias que le han lastrado en este arranque, tras jugar frente al Inter su primer partido completo del curso, y apelando a la importancia de la victoria para calmar los ánimos en el entorno azulgrana.
Hasta ahora, además, este dubitativo
Barça ha flaqueado a domicilio, pero ha ganado sus cuatro partidos en ese campo 'maldito' para los blanquirrojos, que se han vuelto derrotados en sus nueve últimas visitas. Está claro que no es ésta la guerra del
Sevilla. Pero tampoco se puede mirar para otro lado. No sabemos si su técnico hará mucho o poco caso a los mensajes de autoayuda, pero lo primero que debe hacer su equipo esta noche es enfrentarse a sus propios miedos y dar la cara, mirar a los ojos a su 'ogro' y centrarse en sus propias fuerzas.
Porque, dicho todo esto, el
Sevilla de
Lopetegui ha demostrado tener argumentos para incomodar a este
Barça. La solidez de su bloque sólo ha saltado por los aires en la segunda mitad de
Ipurua. Pero en el resto, y especialmente a domicilio, se percibe a un conjunto trabajado que apuesta por el fútbol-control a costa, eso sí, de mayor alegría en su ataque. Y ahí, precisamente, es donde residen las únicas interrogantes.
Las rotaciones del pasado jueves ante el débil
Apoel dibujan por sí solas prácticamente el once del Camp Nou. Volverán pilares como
Vaclik, Navas, Diego Carlos, Reguilón, Fernando, Banega u
Ocampos. En teoría, también el criticado
De Jong, pero hay que dejar una puerta abierta a la posibilidad de que el ex seleccionador repita el plan de Eibar, donde buscó hacer daño a la espalda de la zaga rival con la velocidad de
Munir.
Una vía alimentada por las bajas azulgranas en defensa, en cuyo eje, el joven
Todibo acompañará a
Piqué por la sanción de
Lenglet y la lesión de
Umtiti.
Jordi Alba, en cambio, se probó ayer y entró en la lista, lo que evitaría que
Semedo juegue de lateral zurdo a pierna cambiada. En la retaguardia sevillista, por su parte, debe estar de regreso
Carriço, ya recuperado, y cuya experiencia se antoja vital ante el tridente azulgrana, residiendo la otra duda en la banda izquierda, con muchas papeletas para que
Óliver vuelva a ser esa pieza que genere superioridad por dentro para intentar quitarle el balón al Barça.
¿Sabías qué?Munir ya sabe lo que es marcar ante su exequipo. De hecho, en la temporada 2016-2017 con el Valencia marcó en ambos partidos de liga ante el Barcelona, tanto en Mestalla como en el Camp Nou.
El HándicapSiete derrotas consecutivas del Sevilla FC en el Camp Nou en Liga. La última vez que se consiguió puntuar en el feudo blaugrana, Marcelino era el entrenador y Javi Varas completó la actuación de su carrera, parándole un penalti a Messi en el minuto 94.
Apuesta destacadaBarcelona y Sevilla llegan a la jornada 8 con las mismas victorias, empates y derrotas. El historial reciente dice que será un partido de goles.
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