El beticismo pasa hoy la penúltima página de otro mal libro que tampoco ha estado a la altura de lo que se esperaba de él. De esos que te dejan la sensación de haber estado perdiendo el tiempo. Que lejos de alegrarte el día, te lo estropean. Que frustran, que dejan un
poso de impotencia y te hacen jurar que no volverás a abrir otro libro del mismo autor porque te ha demostrado que no merece tu atención, a pesar de que, en el fondo, sabes que leerás la siguiente página con la intacta ilusión de disfrutar de algo digno.
Al fin y al cabo, ser del Betis consiste en tener una paciencia infinita mientras los profesionales se empeñan en ponerla a prueba una y otra vez.
Con este desencanto tristemente habitual,
Heliópolis dice adiós a la Liga con un difícil test ante un Atlético que viaja dispuesto a pagar con
el Betis su frustrada eliminación en la Champions, por cuarto año seguido ante su más eterno rival, y a cerrar el leve trámite que le falta (sólo un punto) para atar la tercera plaza tras un espectacular final de Liga: sólo ha perdido uno de sus 16 partidos oficiales como visitante desde el parón navideño, el 3-0 en las semifinales de la
Liga de Campeones frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu, y ha ganado nueve de las últimos once citas en la Liga.
Los colchoneros encontrarán a un rival que espera una menor crispación en su gente. Y
a no está Víctor y a Torrecilla, tras sus fracasos con el madrileño y Poyet, le han puesto al aclamado Serra Ferrer para tutelar sus gestiones; pero las medidas llegan demasiado tarde y habrá que esperar a la próxima campaña para evaluar si el cambio es a mejor o no.
Ahora, sin objetivo alguno en juego, lo único que cuenta es acabar con dignidad. Cualquier cosa que no sea repetir el ridículo de las dos últimas jornadas,
con sendas goleadas ante el 'Alavés B' y el Leganés.Ésa es la única motivación para un equipo en el que
debutará un Alexis Trujillo que se aferrará a lo poquito que funciona. Más que nada, a un
Ceballos que vuelve tras ser baja en Butarque y al que dará mando en plaza y las riendas de un equipo en el que habrá novedades.
En primer lugar, de sistema.
El innegociable 1-5-3-2 de Víctor se ha ido con él y el tinerfeño ha probado esta semana con un
1-4-2-3-1 en el que las dudas están en los nombres. Algunos denostados por el madrileño, como
Bruno o Petros, podrían tener su oportunidad y, ante la baja de Sanabria y las dudas con Álex Alegría,
Durmisi puede adelantar su posición para ganar en presencia ofensiva y buscar que de la asociación entre
Joaquín, Rubén Pardo,
Ceballos y el danés salga un buen juego y ocasiones para que
Rubén Castro pueda reconciliarse con el gol. Si lo hace, será un buen indicativo.